Lo único que puedo pensar es, ¿qué hice? Sí, puede ser una pregunta muy existencial, con respuestas que solo los eruditos más grandes pueden responderla (si es que pueden). Sin embargo, solo aclararé más la pregunta, ¿qué hice para ya no saber que escribir? Todo este tiempo me he enfrascado en perderme, en caminar sin rumbos y no parar para verme en el espejo; todo este tiempo encontrándome y la verdad nunca me hallé.
Las palabras están allí, queriendo salir, tal vez hasta quieran gritar. Ya no tengo la misma inspiración que tenía hace años, la inspiración de crear absurdas obras y dar vida a personajes inútiles en un universo lleno de dolor y sufrimiento que sigue y sigue. ¿Por qué? ¿Por qué dejé de escribir interrogantes a mi cruel sufrir? Sí, puede que suene tan deprimente y tan exagerado con un pequeño toque de ¡drama! Y eso quiero, que suene así. Que suene como en verdad quiero que suene. Porque me he callado por tanto tiempo que mis cadenas se están oxidando. ¡Ya no tengo lágrimas! ¡Ya no tengo sufrimiento! ¿Qué tengo? Acaso ¿es lo único que me queda?
El alcohol no me llena, el sexo ya ni dura cinco minutos (y no es que sea precoz), el dolor se fue y con él la inspiración que tenía para escribir «las memorias de mi vida» (y que suene con sarcasmo porque así lo quiero).
Mil veces al diablo a está cosa que ni es poesía, no es nada más que otra absurda obra que quiere asimilarse a los tristes escritos de Coehlo. Y ahora me comparo con quien nunca me quise comparar. ¡Qué me pasa!
Odio la poesía, aborrezco los finales felices, detesto a las princesas que buscan (sentadas sometidas al patriarcado) al «amor de su vida», detesto leer cosas que se supone que ayudan y solo es la satisfacción de querer ganar dinero (a los libros de autoayuda a esos me refiero, ¡púdranse!) y para esos libros ardan en el infierno (porque si quieren ayudar no vendan, más bien grítenlo en la calle). Pero ahora, amo la poesía, añoro mi vida con un final feliz, espero que las princesas de los cuentos tengan a su príncipe (azul, morado, verde, ¡qué importa!), y ahora lo único que quiero es ser un escritor más de auto-ayuda que lo que quiere es generar plata en vez de plasmar obras bellas.
¿Qué me pasó? Y ahora esto será un escrito más para ser comentado, y en base a eso juzgaré si soy o no uno de los «grandes». ¡En base a qué! ¿A todo que está a mi izquierda, derecha, atrás, adelante? Seré objeto a las burlas, halagos, críticas, de personas quienes nunca me importó ni un ¡maldito carajo! ¿Qué me pasó?