La bendición, mamita

Llegas al punto de no entender las razones por las cuales la vida te juega sucio. No entiendes como el tiempo es un bastardo hijo de puta que te alejo tan rápido de esa persona que tanto amaste. Ahora entiendo cómo se siente que te den pésames hasta para el desayuno; vives y respiras mensajes de lo siento, mis más sentidos pésames, ¿estás bien? Claro, estoy bien. ¿Estoy bien?

Ya es una semana que no encuentro tu aroma al despertar, que simplemente siento tu ausencia y las ganas de gritarte una vez más. Gritarte y pelear, cuanta falta me hace sentir tu presencia para bien o para mal. No es la primera vez que escribo algo para ti, desde pequeño tuve la necesidad de escribir frases con faltas ortográficas donde te decía ‘mamá, te amo’ y unas vainas más. Esos pequeños detalles que guardaste toda tu vida llamándolos ‘mis tesoros más preciados’. Ahora escribo esto con el fin de que alguien lea, que vea cuanto te extraño, con el objetivo de… No, no hay objetivo.

Ya es una semana en donde mi cabeza te recuerda todas las noches, recuerdo tu risa, tus abrazos, tus lágrimas que te sacaba cada vez que te hacía enojar. Recuerdo cuando sonreías cada vez que me veías feliz, aunque no lo notabas eso me hacía sentir vivo. Ya es una semana que intento afrontar tu pérdida repentina a través de un blog.

La casa huele a ti, huele a recuerdos de comida quemada y pan en el horno que tan solo hiciste una vez. La casa tiene más fotos tuyas que mías, que de mi hermano y de mi padre. La casa era tuya, no por propiedad sino por edificación y fortaleza. Te fuiste dejando unos cimientos fuertes, relativamente fuertes. Te fuiste tan rápido que ni tiempo de asimilarlo tuve, no tuve tiempo de verte sonreír una vez más. Una vecita más.

Mamá, que te puedo decir en este texto. Que te amo, pero eso ya lo sabías. Que te extrañaré, pero eso también lo sabías. Que me portaré bien, pues eso rondaba en tu cabeza, supongo que nunca me portaré tan bien como esperabas; pero lo intentaré. Te puedo decir, que gracias a ti, soy fuerte, valiente, cariñoso y humilde. Pero irónicamente, gracias a ti también soy imprudente, chismoso, orgulloso. Claro, que soy así, salí de tu vientre.

Mamá, solo te diré hasta luego. La bendición, mamita.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s