El sufrimiento llega a ser pasajero pero los recuerdos no.
Espero que estar cartas te lleguen, te lleguen al corazón, a tu alma y a tu mente. He llegado al punto de saber que esto es real; que la separación no es un cuento sino una noticia de un periódico antiguo. El titular es tan grande que hasta los ciegos pueden verlo, algo así como ‘Terminaron por problemas de ambos’. La noticia es corta, pero para mí es una eternidad.
Estoy pensando ciertamente que buscarte ahora no fue una buena decisión, porque aún te amo. ¿Cómo llegue a esa conclusión? Fácil. Cada vez que me preguntan que haría si te veo caminar por la calle, sentado en un café, comiendo con alguien; mi respuesta es la misma, quiero ver tus ojitos, quiero verte sonreír. Quiero encajar de nuevo en tus brazos, saborear la miel de tus labios y oler otra vez el perfume de tus cabellos.
¿Ridículo? Sí. Porque hay una gran posibilidad de que tu ya no quieras volver. Y eso es lo que me mantiene vivo y muerto a la vez. Anhelo que me llames, que me escribas, que ahora me despiertes con ese beso que me diste en Cuenca antes de ir a correr. Quiero que me abraces como aquella vez que casi caemos en el hielo. Quiero que me beses como aquella vez que nuestras identidades eran escondidas a través del maquillaje de una Catrina.
Sí aún lees estas cartas y quieres hablar, quieres un consejo de alguien que te ama pese a todo; llámame. Si aún deseas volver a intentarlo, hablar y regresar; llámame. Si aún tienes esos recuerdos a flor de piel y lloras por las noches recordando que éramos felices; llámame. Solo llámame cuando te sientas solo y no tengas con quien hablar. Llámame porque te amo, porque oro todas las noches para que alguien te sujete la mano, te entienda y te ame; más de lo que te amo yo.
Aunque las personas nos digan que no, que no volvamos; es hora de hablar con sinceridad tú y yo. Aunque las personas nos digan, debemos a veces hablar entre nosotros para llegar a algo.
Te amo.