Los momentos trágicos pasan mientras menos te lo esperas. Un día estás sentado tomando una taza de café en el centro comercial y al otro estás encerrado en tu casa sin sentir más que nostalgia de los cálidos abrazos de tu pareja. El primer misterio de la vida es el amor, esa decisión que tomamos cuando nuestra conciencia está nutriéndose de todo lo bueno y malo que existe a nuestro alrededor.
Uno de mis filósofos favoritos es Erich Fromm, que mencionaba que el amor es eterno. Cuando dos personas empiezan a amarse, por lo general sueñan con una relación para siempre. Claro, el típico desenlace de los cuentos de Disney. No tengo nada en contra de ti franquicia de sueños imposibles. Pero volviendo al análisis del amor, puedo considerar que los sueños de vivir para siempre con esa persona que escogemos puede ser meras alucinaciones que proyecta nuestro inconsciente para sobrevivir.
Claro, ahora estoy hablando desde el dolor de una ruptura. Pero, hablar desde el dolor es mejor que hablar desde el amor. El dolor nos enseña a ver la realidad de una situación que estamos pasando, en cambio, el amor nos ciega y muchas veces nos acostumbramos a ver con otros ojos las situaciones tristes, dolorosas.
Dime Fromm, ¿en verdad el amor es eterno? O, ¿fingimos que vamos a ser eternos con esa persona que amamos? Nos envolvemos en personas, nos envolvemos en situaciones, acciones, dichos, palabras, besos y sexo. Fingimos que todo está bien cuando la verdad es que los sueños se convierten en pesadillas que las vives, que las sientes en lo más oscuro de tu corazón. ¿Me dueles? Claro que me dueles, ya te puse nombre y apellido. Me dueles, amor. ¿Amor? Ex amor.
He llegado al punto de entender que lo eterno es mi vida, mi vida que imaginó tantas cosas cuando tú estabas a mi lado. Pero, ¿dónde te perdiste? ¿Dónde nos perdimos? ¿Me perdí? Y la verdad es que sí. El corazón ha gritado miles de veces te amo, pero te odio. He logrado odiarte y odiarme por sentirme como me siento.
Es eterno el recuerdo de tu calor, el recuerdo de tu sonrisa, el recuerdo de las discusiones, de las peleas, de los gritos, del sexo. Es eterno los dolores de engaños, de infidelidades. Es eterno el amor. Es eterna la vida sin ti.
Imaginemos un momento como sería la vida sin la eternidad del amor. Nada. El amor es eterno, en todos los puntos que lo veas. Y eterno será el recuerdo que te tengo, te tuve, te tendré.
El amor es raro. Un día está y al otro no.